Si recientemente has estado buscando un nuevo televisor, es probable que ya sepas que el asunto parece cuestión de siglas. LED, OLED, QLED y otras tantas sobre las que tal vez no tengas ni idea, se transformarán en parte de tu día a día. Sin embargo, no tienes que desesperar. En el presente artículo vamos a intentar ofrecerte algunos de los detalles más salientes de cada una de estas tecnologías, como consejos o trucos para decantarte por una u otra.
Pequeña guía sobre OLED, QLED y otros
En primera instancia, lo que diferencia a las pantallas OLED respecto de las tecnologías LCD anteriores, es que son autoemisivas. ¿Qué significa esto? Que cada píxel es capaz de generar luz por cuenta propia. Por lo tanto, cuando se trata de generar negros en pantalla, un píxel puede apagarse y producir un color perfecto. En las pantallas LED ese píxel se mantiene encendido, emitiendo una luz negra como parte de un conjunto, para una calidad inferior.
Por supuesto, no es menos cierto que todas las pantallas LCD requieren luz de fondo. Y esto aplica desde los modelos más económicos que podemos encontrar en el mercado, hasta aquellos más de alta gama, las TV QLED. Claro que luego existen distinciones en cuanto a la implementación de esos sistemas de retroiluminación.
Pero también hay mucho de marketing en esto. Para que te des una idea, el término QLED proviene directamente de un despacho de mercadotecnia. Samsung fue de las primeras en utilizar esta sigla para referirse a sus televisores. Refería así a los que se sirven de una película de puntos cuánticos que mejora el brillo general de las pantallas. Con el paso del tiempo, fabricantes de la competencia como Sony o TLC también acuñaron el término para sus aparatos.
OLED, en busca del negro perfecto
¿Has oído hablar alguna vez acerca de la relación de contraste? Pues bien, este concepto se refiere a la distancia que existe entre el blanco más brillante que puede generar una pantalla, y el punto negro más oscuro que es capaz de producir la misma. Para muchos especialistas, es una cuestión fundamental a la hora de la calidad de imagen.
Teniendo en cuenta que, como decíamos antes, las OLED pueden apagar sus píxeles para que no se produzca luz, resulta evidente que su relación de contraste es más avanzada que la de otras pantallas. Por lo tanto, si queremos crear una sala de cine en casa, con negros profundos y brillos contrastados, pueden ser una excelente opción.
Lamentablemente, como ninguna tecnología es perfecta, algunas escenas de grises oscuros en las que los píxeles se mantienen encendidos, pueden resultar más brillantes de lo que uno desea. Por contraposición a los negros infinitos.
¿Y qué pasa con los modelos LCD tradicionales? En su caso, les hace falta una luz de fondo para brillar, en un sistema de capas que producen imágenes. Como los negros están brillando, la profundidad de este tono no es tan «real». Eso no significa que se empañe la experiencia ni mucho menos, pero para un experto puede contar.
Por fortuna, los fabricantes de televisores LED han avanzado mucho en este sentido durante los últimos años. Saben perfectamente que es uno de los problemas de tales dispositivos, y gracias a mecanismos de atenuación local -que no llegan al apagado de píxeles- han conseguido que las sensaciones mejoren.
LED, si quieres brillos máximos
Si te estás preguntando cuáles son las ventajas de las pantallas LED de toda la vida, debes saber que radican en los brillos que logran. Mientras las pantallas OLED son ideales para habitaciones oscuras, en espacios claros puede ser aconsejable apostar por un panel LED. Sus máximos de brillos son mucho más altos, aunque los fabricantes los limitan de fábrica para evitar que los píxeles envejezcan demasiado rápido.
En conclusión, si te importa especialmente el brillo, con un LED tendrás más que suficiente.
OLED, apuntando a la gama alta
Comparado con el momento en el que llegaron al mercado, producir hoy pantallas OLED cuesta mucho menos que antes. No obstante, siguen siendo más costosas que los paneles LCD en general. Si echas un vistazo al catálogo de cualquier compañía, notarás rápidamente que sus televisores OLED son los dedicados a las gamas más altas.
La opinión generalizada es, de hecho, que la calidad de imagen es mejor en un OLED. La mala noticia es que, por la misma razón, resulta prácticamente imposible encontrar un televisor OLED «económico». Incluso, podríamos decir que LG es una de las pocas que fabrica TVs OLED de tamaños pequeños, dado que las demás nos obligan a invertir en una pantalla grande. Aún así, esos OLED LG de 48 pulgadas no son fáciles de encontrar.
Además, tenemos que tener en cuenta que lo que ahorramos de pantalla tampoco se traducirá en una gran diferencia económica. Después de todo, seguimos pasando por su procesado de imágenes de alta gama, como por sistemas que, a veces, ni siquiera necesitamos: NVIDIA G-Sync Dolby Vision, Filmmaker Mode, etc.
Finalmente, tampoco queríamos perder de vista que existen algunos televisores LCD de alta gama. Son los que tienen dimensiones mayores, como características que estamos habituados a exigirle a los OLED, entre las que aparecen el soporte para Dolby Atmos y HDR10+, por citar dos ejemplos.
Más modelos de LED
Pero si hurgamos en las tiendas, buscando pantallas LED, OLED, QLED y otras similares, notaremos también que, dado que las pantallas LCD con iluminación LED son mucho más fáciles de fabricar, hay muchas más opciones. Incluso, ahora mismo sólo LG fabrica paneles OLED. ¡Pero que yo he visto TVs de Sony, Panasonic y otras OLED! Desde luego, pero compran estos componentes principales a LG, que es la única que produce por sí misma.
En contraposición, todas estas empresas producen televisores LCD estándar. Asimismo, los fabricantes que apuntan a gamas más bajas como estrategia de mercado, entre los que podemos mencionar a Hisense o TCL, directamente se mantienen sólo en la tecnología LCD. En otras palabras, no importa qué tan bien luzcan estos modelos: es fácil producir un televisor de excelente apariencia a un precio asequible si su pantalla no es de última generación.
A raíz de ello, nos encontramos con que, en pleno 2020, muchas veces no se justifica gastar tanto en un televisor. Normalmente el aumento de precio no está relacionado con la calidad final de imagen promedio, sino con el añadido de tecnologías que sólo podremos disfrutar en momentos muy específicos. Como hemos señalado previamente, terminamos pagando por un mejor procesado de imagen, un sonido determinado, más puertos HDMI, etc.
OLED y el peligro de los píxeles quemados
Si bien todas las pantallas son susceptibles de quemarse hasta cierto punto, los paneles OLED corren más riesgo de sufrir esta problemática que los LED comunes. Esto se debe a los compuestos orgánicos que componen cada píxel. Como su uso no es parejo, esa independencia puede traducirse en que se queme algún píxel de la pantalla.
Hay casos muy curiosos, incluso. Por ejemplo, cuando sucede lo que se denomina «retención de imagen permanente». Si todo el tiempo vemos un canal cuyo logo de color negro se ubica en una parte determinada de la pantalla sin moverse, esos píxeles estarán más tiempo apagados que los demás. Eso puede generar un desgaste más rápido ya que, al no estar activos, terminan por quemarse antes de tiempo.
De todos modos, es justo aclarar que el quemado de los paneles OLED se ha convertido en un problema menor a medida que la tecnología ha madurado. Las mejoras en la fabricación de los mismos, junto con ciertas compensaciones a través de optimización del software, han permitido que estemos más tranquilos al respecto.
En resumen, por estos días es altamente probable que, con un uso variado en cuanto a la programación, nuestro OLED dure muchos años sin problemas. Pero si quieres un panel para ordenador, donde los iconos suelen estar estático con frecuencia, tal vez un LCD sería nuestra sugerencia para evitar problemas.
Con toda esta información, creemos que ya estás en condiciones de decidirte entre un panel u otro. Considerando tus necesidades e inquietudes, puedes hacer la elección correcta llegado el momento.