En los últimos meses Bitcoin, la líder de las criptomonedas, parece que continúa con su tendencia bajista, situándose en uno de sus niveles más bajos desde diciembre de 2020 y reforzando la perspectiva de un mínimo que conduzca bien a una ruptura a la baja o bien a un retroceso al alza.
Una de las características inherentes a las criptomonedas, la descentralización, está siendo seriamente cuestionada a tenor del comportamiento de la criptomoneda. A la vista de los últimos movimientos de Bitcoin, su cualidad de activo no correlacionado se pone en tela de juicio pues los últimos datos sí muestran relación entre la venta de acciones, oro y criptomonedas. Y es que después de que James Bullard manifestase una posible subida de las tasas de interés a finales de 2022 el dólar estadounidense sufrió un repunte al tiempo que en los mercados financieros se desencadenaba un tsunami de ventas, entre ellas, de criptomonedas.
El papel de China en la caída
No podemos eludir comentar que, según parece, una de las razones que han provocado la caída en el precio de la criptomoneda tiene mucho que ver con la represión aplicada por China, quien insiste en su particular cruzada en contra del comercio y la minería de criptomonedas, justificando sus movimientos por la elevada contaminación que resulta del minado de criptomonedas. Y es que en China la electricidad es más barata pero muy contaminante.
Esta decisión constituye un duro golpe para Bitcoin puesto que se estima que el 75% de la minería de esta criptomoneda depende de China -el hecho de que la electricidad sea más económica hace que la minería sea más rentable- lo que pone de manifiesto la excesiva dependencia que le ata al gigante asiático.
Ya el pasado mes de mayo el país asiático prohibió a instituciones financieras y empresas ofrecer servicios relacionados con las criptomonedas, provocando una caída de Bitcoin por debajo de los 34.000 dólares.
No obstante, según la opinión de algunos expertos las consecuencias de esta persecución hacia los mineros quizá provoquen el cierre de éstos, pero lo cierto es que acabarán yendo a otro lugar, los equipos antiguos desaparecerán y aunque la electricidad resulta más cara también será más limpia.
El papel de Elon Musk en la caída
Y parece que esta pesadilla aún va a tener recorrido, siendo otro de los elementos colaboradores en esta debacle el multimillonario Elon Musk, quien después de anunciar el pasado mes de marzo que Tesla aceptaría Bitcoin como medio de pago, se retracta ahora argumentando que el elevado consumo de energía es contrario a la filosofía de su empresa, que promueve la revolución eléctrica y defiende las bajas emisiones, provocando a través de sus crípticos tuits una caída de entre un 10 y un 18% de algunas criptomonedas, entre ellas por supuesto Bitcoin, lo que pone de manifiesto el poder de determinados individuos como es el caso del multimillonario, considerado por muchos de sus seguidores como un profeta, pese a que sus tuits son muchas veces contradictorios y varían a los pocos días.
La importancia de tomar decisiones informadas
A la vista de la influencia que ejercen distintos factores en el mundo cripto cabría preguntarse si merece la pena comprar criptomonedas, ya se sea un trader que utiliza el apalancamiento en sus operaciones -considerando los riesgos de esta herramienta y que la cotización de las criptomonedas se utiliza para operar pero sin adquirir los activos realmente- o un inversor que se dedica la compraventa clásica de estas.
Pues bien, en opinión de varios expertos se estaría llegando a un momento en el que los inversores en criptomonedas van adquiriendo conocimiento e información acerca del funcionamiento de la industria y son capaces de poner en contexto e ignorar los tuits de multimillonarios -quienes probablemente tienen sus propios intereses para influir en el comportamiento de las criptomonedas- y dar valor a los hechos que realmente lo tienen -como la regulación y sucesos en los mercados- para basar en ellos sus decisiones en lugar de empezar a deshacer sus posiciones siguiendo el efecto rebaño. Lo que es innegable es que las criptomonedas ya no son las grandes desconocidas de antaño y que invertir en ellas conlleva un riesgo, entre otras cosas por su elevadísima volatilidad. Y aunque correr riesgos forma parte de la inversión, es posible minimizarlos mediante el conocimiento del mercado y la educación para tomar decisiones informadas teniendo en cuenta el nivel de tolerancia al riesgo de cada uno.