Desde tiempos inmemoriales, el hombre ha intentado controlar el azar. ¿Por qué no intentar leer el destino en los dados si está escrito en ellos? Y, si no está escrito, ¿podemos influir en él a través de nuestro libre albedrío? Si la tecnología ha avanzado a pasos agigantados y ahora podemos sentirnos en el casino estando en nuestra casa, con los casinos en vivo para jugar a la ruleta, ¿por qué no podemos usar la misma tecnología para vencer al azar en su propio juego?
Puede parecer una pregunta ingenua, pero sólo lo es por la falta de comprensión de cómo funciona la probabilidad. El hecho de que algo no haya ocurrido antes o que un acontecimiento parezca improbable no significa que no pueda ocurrir.
Desde que Pascal concibió la idea del cálculo de probabilidades y trató de analizar matemáticamente los juegos de azar en el siglo XVII, muchas personas han creído que los avances matemáticos y científicos proporcionan un medio para lograr lo aparentemente imposible: estar siempre con la suerte de su lado. E increíblemente algunos han tenido éxito. Aquí están algunos de los afortunados:
Los Eudaemons: el grupo de físicos que desafían el azar
A mediados de la década de los 70, los ordenadores eran poco comunes, pero este grupo de físicos supo aprovechar su idea. Su planteamiento era que, aunque el proceso caótico y aleatorio por el que una bola de la ruleta cae en un número u otro se considera imprevisible en teoría, quizá no lo era tanto en la práctica.
Equiparon un pequeño ordenador con un software de cálculo en tiempo real para que pudiera anticipar dónde caería la pelota después de ser lanzada. Podían introducir datos sobre la velocidad de la rueda y de la bola mediante las pulsaciones de las teclas (marcando los momentos en que la casilla 0 pasaba varias veces por un lugar específico, así como los momentos en que la bola pasaba también por esos lugares). Luego, utilizando algunas ecuaciones, se hacía el trabajo restante.
Como consecuencia, el ordenador escondido en un zapato podía predecir con cierta exactitud dónde caería la bola: enviaba los datos al jugador que hacía la apuesta antes de que la bola cayera. Este método fue utilizado por un equipo de personas para apostar en casinos de todo el mundo, acumulando una buena suma. Este relato es una inspiración para los admiradores de las matemáticas, la física y la informática. Se cuenta como una novela en The Eudaemonic Pie.
Los Pelayos: la familia que derrotó a los casinos con sentido común
Si los Eudaemons eran académicos estadounidenses de destacadas universidades, los Pelayos eran más bien lo contrario: gente corriente que utilizaba el sentido común para ganar a la ruleta. Hicieron lo que habían hecho sus antecesores y trataron de descubrir si las ruletas podían tener un sesgo que beneficiara a unos números sobre los otros. Descubrieron una debilidad en el juego de azar más popular tras acumular una enorme cantidad de datos.
Partiendo de la base de que no existe «la ruleta ideal» y analizando 5.000 giros, los Pelayos determinó las cifras más probables a partir de cálculos sencillos: podía ser un abultamiento, una inclinación o un incluso una imperfección en una casilla. Ganaron más de un millón de euros a principios de la década de los 90 utilizando su sistema único para ganar en todos los casinos de España y parte de Europa. Estos sistemistas fueron detectados por los casinos, que tuvieron que cambiar las ruletas y las piezas de una a otra por la noche, para que su técnica no funcionara. La increíble historia de esta familia se relata en el famoso libro La fabulosa historia de Los Pelayos.
Venciendo la ruleta con ordenadores y rayos láser
De manera similar a las historias mencionadas, un grupo utilizó un teléfono móvil que había sido programado para jugar a la ruleta utilizando los datos físicos del juego recogidos con un medidor láser. Se trataba, en cierto modo, de una versión contemporánea del sistema «balístico» que los Eudaemons ya habían implantado en los años setenta, que determina dónde caerá la bola midiendo la velocidad y la tasa de giro de la ruleta. La diferencia es que, en este caso, se empleó alta tecnología y precisión láser para calcular las velocidades. Para calcular las ecuaciones usaron el microprocesador del teléfono. Este equipo ganó más de dos millones de euros en los casinos de Londres antes de ser detenido. Estos son sólo algunos ejemplos de cómo individuos ingeniosos desafiaron las probabilidades al dominar lo que antes se creía imposible: la aleatoriedad de la ruleta, gracias a la física y las matemáticas.