Desde que aparecieron los videojuegos se generó la controversia, ya que desde los antiguos Ataris podíamos ver ciertas tendencias violentas en los juegos, y que a algunos padres les afectaba el ver a los ficticios personajes luchar o «matar» a su enemigo, sea el cpu o el pequeño amigo de sus hijos con el controlador número 2. Luego, la aparición de juegos un poco más oscuros en la NES como Castlevania, o sanguinarios en cierto sentido como Contra o Ninja Gaiden, preocuparon aún más a los paranoicos progenitores y familiares de los gamers de la época. Con la aparición de consolas como el Snes y el Sega, o el despliegue de los juegos en la pc, y títulos como Mortal Kombat, Killer Instinct, Doom, Quake, Duke Nukem, entre otros, los padres llegaron a la histeria colectiva y a condenar a nuestra generación a la perdición social. Llegan la PSX, Nintendo 64, Sega Dreamcast, Saturn, y la Pc coge más posición; los títulos ahora son más sangrientos y con una imagen más real, por lo que la ficción queda en segundo plano, y asumir el rol del personaje al jugar se vuelve algo más real, ejemplos claros son Silent Hill, Resident Evil, las nuevas entregas de MK, los cientos de shooters en primera persona, y tantísimos más; a partir de ese tiempo en adelante, ya sería mención definitiva en los cultos religiosos de los domingos como obra de Satanás (lo cual en algunos casos lo es, claro para los que somos cristianos), y los padres escogieron tirar la toalla en su oposición porque sus hijos ya crecieron, o ellos escogen los juegos de sus hijos aún pequeños para evitar la mala influencia que sufrieron sus hermanos mayores. Sea cual sea el caso, es una controversia latente desde los años ochenta.
Para conocer más sobre la influencia de estos juegos, un grupo de investigadores de la Universidad de Brock en Canadá, sometió a un grupo de gamers a un intensivo tiempo de juego, en el cual evaluarían sus reacciones y comportamiento según lo jugado. Se clasificó en dos grupos, competitividad y violencia; los juegos escogidos fueron Fuel (competitividad sin violencia), Mortal Kombat vs DC Universe (violencia y competitividad), y Left 4 dead en su segunda entrega (violencia sin competitividad). Después del calor del juego, los participantes del estudio tuvieron que preparar salsas para comer, escogiendo entre recetas calientes o picantes según su gusto del momento; los que jugaron MK vs DC y Fuel escogieron la salsa caliente, mientras que los jugadores de left 4 dead 2 optaron por la salsa picante.
Basados en las reacciones y opciones escogidas por los jugadores, los estudiosos concluyen en que las reacciones agresivas no derivan necesariamente de la interacción con un juego violento, y que los juegos competitivos pueden tener un efecto más dañino en la psiquis humana que los anteriormente mencionados; es decir, el estudio sobre comportamientos violentos al jugar fue todo un éxito.
A mi parecer, si iban a escoger la franquicia de Mortal Kombat, debieron escoger una en la que realmente se vea reflejada toda la brutalidad que contiene la serie, tal como podemos apreciar en el MK 9 y sus efectos XRAY, o el contenido tan gore de sus fatalities; en fin, un estudio más que demuestra que los juegos tienen cierta influencia en la actitud, más no son los causantes de un comportamiento agresivo; así que cuando tengan hijos, o éstos crezcan, déjenlos jugar en paz y comparte con ellos algún tiempo de juego, porque sabemos que también te encantan, ¿cierto?