En los años setenta, Stephen Hawking mostró que los agujeros negros se evaporan por procesos cuánticos; sin embargo, afirmó que la información, como por ejemplo la identidad de la materia que es tragada por los agujeros negros, se pierde permanentemente. En su momento, la aseveración de Hawking amenazó con derribar la teoría cuántica, una de las más importantes de la física, dado que un principio fundamental de esa teoría es que la información no puede perderse.