Desde hace semanas, vienen apareciendo en los medios noticias y textos que tildan al Bitcoin de deflacionista en su carácter de moneda. Muchos de ellos hacen un abordaje erróneo del funcionamiento de esta criptomoneda, pues tienden a analizarlo en el mismo modo en el que se analizan las monedas tradicionales. Ese es un grave error sobre el cual debemos detenernos. Eso vamos a hacer en este artículo.
Como sabemos, el Bitcoin posee un ciclo de cuatro años, al final del cual se produce un Halving o reducción a la mitad de la producción de esta moneda. Pero no necesariamente eso significa que se trate de un activo deflacionario o que tiende a la deflación. Esta referencia cruzada está equivocada.
Para comprender mejor el asunto, hay que repasar algunos conceptos previos.
¿Es realmente el Bitcoin deflacionista?
¿Qué es la inflación monetaria?
Cuando hablamos de inflación monetaria, nos referimos al aumento de oferta monetaria por diversas razones. Muchas veces, esta inflación monetaria se traduce en una inflación de precios, o lo que es igual, un crecimiento en el nivel general de precios de bienes y servicios. Por tanto, podemos decir que los conceptos de inflación monetaria y inflación de precios son diferentes, más allá del vínculo entre ellos.
El error tan común
A partir de las definiciones anteriores, podemos entender mejor los errores actuales. Quienes afirman que el Bitcoin es deflacionario, lo hacen porque la inflación monetaria de Bitcoin ahora es menor que el crecimiento de la inflación objetivo de la FED –Sistema de la Reserva Federal– del 2%. Pero el caso es que no puede extraerse una conclusión a partir de cruzar estos dos parámetros. Las cosas no son tan sencillas.
Incluso, podemos tomar como ejemplo la crisis financiera mundial de 2008, cuando se experimentó una baja correlación entre la inflación monetaria y la inflación de precios. En aquel momento, la FED redujo las tasas de reserva con la esperanza de aumentar la liquidez y, por lo tanto, la oferta monetaria. Muchos especularon que se produciría una inflación de precios y servicios. Pero eso jamás sucedió.
Por eso, más allá del consenso general entre los economistas que creen que un aumento masivo en la oferta monetaria provocará hiperinflación, ésta es más una consecuencia a largo plazo, sostenida.
¿Y qué pasa en el caso del Bitcoin?
Esta criptomoneda merece un análisis aparte. Lo primero que observamos es que el Bitcoin actualmente está experimentando, ahora mismo, una desinflación monetaria. En otras palabras, una desaceleración en la tasa de inflación. Al hablar de un fenómeno de corta duración, que se produce cada varios años, es correcto caracterizarlo como desinflación. O sea, tenemos una disminución en el nivel general de precios de bienes y servicios. Y eso se traduce en que las tasas de inflación de precios son negativas. No en que el cambio en la tasa de inflación sea negativo. Además, el Bitcoin no tiene precios ni servicios.
Por esta razón, índices como el de precios al consumidor o el de precios de gastos de consumo personal, no son tan exactos ante estas circunstancias. De ese modo, la única forma de saber si el Bitcoin es verdaderamente deflacionario, es compararlo con estos dos índices entre dos puntos específicos en el tiempo. Sólo así podremos llegar a una conclusión al respecto. Pero de ninguna otra manera.
¿Crees que el Bitcoin es deflacionista, o te sientes más cercano a esta idea?