La nueva generación de consolas de Microsoft, compuesta por la Xbox Series X y la Xbox Series S, ha comenzado a entregarse a las tiendas. Eso significa, al mismo tiempo, que los canales de tecnología ya tienen un primer acercamiento a sus características y sensaciones. Y si la primera es una auténtica bestia sobrada de potencia que podemos adquirir en torno a los 499 dólares, la segunda cuesta casi la mitad 299 dólares. Mientras su precio anima a muchos a analizar su compra, en las siguientes líneas intentaremos desentrañar sus pros y contras.
En primera instancia, claro, podemos decir que la Xbox Series S cuesta menos porque hace menos. No puede ejecutar juegos en 4K sino que se queda en 1440p. No tiene unidad de disco óptico. Tampoco reproductor de Blu-ray 4K, uno de los puntos fuertes de su hermana mayor. Además, aunque su almacenamiento original es de 512 GB, realmente no podremos utilizar más que 364 GB, porque el resto lo ocupa el sistema operativo. Y si ampliamos esta capacidad en 1 TB, su valor ya estará cerca del de la consola más importante de esta generación.
Hechas estas aclaraciones, creemos que es el momento adecuado para analizar qué compradores podrían sentirse cómodos con una Xbox Series S, dejando de lado, por ahora, la Xbox Series X.
Una consola con un perfil muy definido
Vayamos un poco atrás en el tiempo. Muchos de los que hoy analizan si adquirir una Xbox Series X o una Xbox Series S, tenían aproximadamente 20 años cuando apareció la Xbox 360. Como consecuencia de eso, muchos tuvieron dificultades para hacerse con esta consola en los días de su lanzamiento. Debieron esperar a que baje un poco de precio. No había una solución más económica a la principal, en otras palabras.
Por otro lado, todos aquellos que querían disfrutar de los últimos juegos, debían contar necesariamente con la última generación de consolas. Sobre todo los que gustaban de juegos multijugador en línea con amigos.
Pero, ya inmersos en este excepcional 2020, podemos decir que el ecosistema de Microsoft es completamente diferente de lo que era antes. Sin ir más lejos, la suscripción a Xbox Game Pass se ha convertido en la solución imprescindible. Los juegos multijugador en línea a menudo se pueden jugar entre generaciones sin grandes dificultades. No sólo eso. Los juegos de Xbox publicados por Microsoft también se pueden reproducir en PC con Windows. Por lo tanto, ya no perdemos tanto si quedamos un poco rezagados en las actualizaciones.
Y a esto hay que sumarle otra cuestión. Si el factor más diferencial de las nuevas consolas de la gente de Redmond es la unidad de Blu-ray 4K, ¿qué sentido tiene pagar de más en caso de que no tengamos un televisor 4K ni un monitor 4K? Simplemente toda esa potencia estaría siendo echada a la basura.
¿Y cómo sabremos entonces si la Xbox Series S es para nosotros?
Como decíamos antes, en caso de disponer de una pantalla 4K, tal vez entonces el Blu-ray sería un factor diferencial. De hecho, otras mejoras más bien relacionadas con el software están presentes en ambas versiones de las Series S, lo que hace que la experiencia ya mejore respecto de generaciones pasadas sin el mejor de los hardwares.
Como ya hemos comentado al comienzo, si bien los discos SSD ofrecen una mejor velocidad, los más veloces también son costosos. Para que Microsoft pudiera ofrecernos una consola bastante económica como lo es la Xbox Series S, debieron escatimar un poco con el espacio de almacenamiento.
Y si bien el peso de los juegos baja un poco en Series S respecto de Series X u ordenadores, ya que no se necesitan los paquetes de texturas 4K ni similares, lo cierto es que cada título tiene un peso suficientemente importante como para que pensemos dos veces en si ocuparlo con él.
Por lo tanto, la pregunta que deberías hacerte, o el factor en el que deberías detenerte al tener que escoger entre alguna de las dos consolas de Microsoft, debería estar más bien relacionado con la unidad de disco óptico.
¿Compro o no la Xbox Series S?
Y llegamos a la pregunta del millón. ¿Debería comprarme o no la Xbox Series S? A nuestro entender, esa opción es la mejor sólo en caso de que no dispongas ya mismo del dinero que cuesta una Xbox Series X junto con todos los complementos que te permitirán de verdad aprovecharla. Si las resoluciones 4K no te llaman la atención, no harás un mal negocio con tu Series S de inicio, gastando luego algún extra en aumentar su almacenamiento.
En un mercado de ajuste como lo es el actual, en medio de la pandemia por coronavirus, creemos que la Series S tiene todo el sentido del mundo sobre todo para las personas que no desean gastar demasiado pero, aún así, disfrutar de una experiencia Xbox de última generación con todas las ventajas de Game Pass.
Mientras tanto, si quieres alguna de las consolas más topes de gama de la nueva generación, probablemente querrás leer nuestra comparativa entre PlayStation 5 y Xbox Series X antes de decidir.