Privacidad, descentralización e inversiones parecen conceptos que poco tienen que ver entre sí, que difícilmente puedan cruzarse en algún momento. Sin embargo, hay más de un punto de encuentro entre todos ellos, y en el siguiente artículo intentaremos explicarte algunas cuestiones que te ayudarán a comprender esta afirmación.
Lo primero que tienes que tener en cuenta es que, en el mundo actual, cada vez que usas el navegador, sea para realizar búsquedas, visitar tus sitios favoritos o compartir contenidos, alguna megacorporación está capitalizando tu actividad en línea, sirviéndose de tus datos de maneras complejas y, por qué no decirlo, también poco claras.
La reciente guerra de privacidad entre Apple y Facebook, de hecho, ha llamado la atención sobre algunos de los datos personales de cada usuario que las empresas recopilan en línea a través del seguimiento de terceros.
En un escenario en el que plataformas tecnológicas como las GAFAM -Google, Amazon, Facebook, Apple, Microsoft- y otras que ganan espacio constantemente, como Uber o Airbnb, están deseosas de saberlo todo acerca de nosotros, es conveniente que seamos conscientes sobre cuál es su poder actual y, sobre todo, futuro.
Las Innovation Zone Facts de Nevada
En esencia, el poder concentrado en manos de unos pocos actores ajenos a los procesos de elección democráticos, ha llevado a las autoridades de Nevada, en los Estados Unidos, a pensar seriamente en planificar el lanzamiento de Zonas de Innovación. Allí, estas empresas que poseen grandes extensiones de tierra podrán formar gobiernos capaces de imponer impuestos, formar distritos escolares y tribunales, y proporcionar servicios a sus habitantes,
El proyecto Innovation Zone Facts incluso cuenta con un sitio web oficial. Y podría ser la piedra fundacional de un nuevo sistema político basado en el poder económico de las corporaciones, abriendo la puerta a la creación de «dictaduras» o sistemas por fuera de los democráticos, sujetos a las necesidades de las distintas compañías.
Esta hipercentralización surge, para muchos, como el resultado directo de la brecha de tiempo entre la adopción de nuevas tecnologías y la adopción de una nueva legislación capaz de reducir el potencial abuso de quienes las desarrollan. Es cierto que tenemos el Reglamento General de Protección de Datos –GDPR– lanzado en 2018, pero hasta ahora ha sido insuficiente en su intento de lograr que las GAFAM retrocedan. Y ésta es la mejor prueba de cómo las nociones de privacidad, descentralización e inversiones están más conectadas que nunca.
En simultáneo, el almacenamiento en blockchain allana el camino para la descentralización de datos. Esto podría traducirse en que, al cabo de apenas unos años, las personas sean dueñas de sus datos por derecho.
La dicotomía Internet vs red descentralizada
A estas alturas, resulta indispensable comprender cuáles son las diferencias entre Internet como la conocemos y la red descentralizada, que amenaza con colocarse como el campo común de acción a medio plazo.
Antes que nada, está claro que, ahora mismo, uno de los aspectos más molestos del uso de aplicaciones descentralizadas es su velocidad de carga o ejecución, a menudo lenta. No podemos perder de vista que se trata de una innovación aún en ciernes. Por tanto, la latencia es el precio a pagar durante algún tiempo. Y, además, nuestra visión cambia si la comparamos con los primeros días de Internet. Allí demuestra su avanzado punto de partida.
Como las soluciones basadas en blockchain aún están en su infancia, la latencia es endémica para los nuevos productos. En parte, recuerda el acceso lento al contenido de los primeros días de Internet. A medida que Internet creció y se extendió, la latencia disminuyó gradualmente para alcanzar la velocidad actual. Y falta el 5G masivo.
No son pocos los que sostienen, frente a esta coyuntura, que la web descentralizada podría propiciar toda clase de fraudes y actividades delictivas. Cabe preguntarse, entonces, si la Internet que todos usamos a diario no avala también una interminable cantidad de acciones ilegales. Desde la pedofilia hasta la propaganda terrorista.
Si nos enfocamos en los números, nada parece representar mejor la web descentralizada que las criptomonedas, y especialmente el Bitcoin. Durante 2020, la participación delictiva de toda la actividad de criptomonedas cayó a solo el 0,34% sobre los 10.000 millones que se movieron en volúmenes de transacciones. Esto, en un mundo en el que se calcula que entre el 2% y el 5% del PBI mundial tiene que ver con el lavado de dinero y las diligencias ilícitas.
Los riesgos de invertir en este mundo cambiante
Hemos hablado de privacidad, descentralización y, ahora… inversiones. El invertir siempre estará plagado de riesgos e invertir en el mundo digital no tiene por qué ser la excepción. No obstante, aunque la inversión en criptomonedas es muy riesgosa, no debemos olvidarnos las fortunas hechas y deshechas durante los comienzos de Internet.
A principios de la década del 2000, se produjo una oleada de inversiones en miles de nuevas empresas digitales. No pasó demasiado tiempo hasta que estalló esa burbuja, en 2002. En esa instancia, las pérdidas de los inversores alcanzaron un estimado de 5.000 millones de dólares. Pero Internet sobrevivió, y siguió facilitando negocios.
En estos tiempos, la cripto-especulación sigue siendo un dominio reservado para unos pocos. De hecho, la cripto-especulación conlleva riesgos similares a las inversiones en acciones de un centavo, popularizadas en la película El lobo de Wall Street. La diferencia es que, algo que no ocurría allí, todos podemos ser Jordan Belfort en este 2021.
¿Y qué nos dice la web descentralizada al respecto? Al contrario de Internet, brinda oportunidades para que todos inviertan sin arriesgar tanto ni depender de intermediarios y con infinitos tutoriales en línea.
Ahora que sabes todo esto acerca de privacidad, descentralización e inversiones, ¿piensas modificar en algo tus apuestas en activos y criptomonedas? ¿Crees que hay otros factores que deberían considerar?