La llegada del Coronavirus modificó muchas cuestiones en nuestra vida cotidiana. En el sector de los más jóvenes, eso puede verse en diferentes costumbres que van desde la forma en la que se vinculan con la producción de dinero para sobrevivir por fuera de los ámbitos más tradicionales a cómo se conectan entre sí. En el siguiente artículo repasaremos algunas tendencias que cobran fuerza, así como también algunas opciones que quizás no conocías y que pueden ser de gran ayuda.
Ya es sabido que la pandemia de Covid-19 no figuraba en los planes y modificó los planes de todos de un día para el otro. Tanto para las agendas estatales como para los grupos empresarios, así como también para la vida cotidiana de las personas, el virus ha puesto en jaque muchas de nuestras costumbres al mismo tiempo que también ha abierto el camino a nuevos hábitos, sobre todo dentro de los más jóvenes. Desde el crecimiento en el uso de videollamadas hasta la cantidad de horas que pasamos conectados a internet y qué podemos hacer con ese tiempo, nada es lo que era hace poco más de un año.
En primer lugar, es evidente el cambio que ha producido esta pandemia en torno a la educación de los más jóvenes, quienes han podido dejar atrás ciertos prejuicios en torno a la formación a distancia, pudiendo al mismo tiempo aprovechar las enormes ventajas que ello genera a la hora de acceder a cursos y ofertas académicas. En ese sentido, muchos estudiantes que antes no podían coordinar sus horarios han podido aprovechar los meses de pandemia para ponerse a tiro con sus estudios, en lo que sin dudas es uno de los efectos colaterales positivos de estos meses.
En la misma dirección, la llegada del Coronavirus también ha potenciado y profundizado un fenómeno que ya tenía su presencia en la vida de los más jóvenes: la posibilidad de trabajar desde el hogar para cualquier país del mundo. La modalidad de trabajo freelance va en aumento y conecta muy bien con los modelos de vida que pretenden muchos jóvenes: disponer de sus propios tiempos, no atarse a una oficina y poder viajar (cuando pase la pandemia) con su trabajo a cuestas sin necesidad de rendirle cuentas a nadie en especial. En ese sentido, se han desarrollado muchas aplicaciones que funcionan para que el trabajo sea mucho más sencillo y accesible para todos.
Por supuesto, esto pone sobre el tapate la forma en la que los más jóvenes se conectan con el dinero y la idea de un empleo formal. Cabe recordar que al tratarse de una generación que ya ha nacido con todos los desarrollos técnicos a su disposición, poseen una versatilidad diferente para rebuscarse alternativas. Por ejemplo, uno de los fenómenos más conocidos es el de las apuestas deportivas. En pandemia ha crecido el interés por este tipo de aplicaciones nuevas de apuestas deportivas, las cuales poseen tanto su versión para Android como también su versión para descargar en IOS.
Lo curioso de este fenómeno es que muchas veces conecta con personas que nunca antes han apostado, al punto de nunca haber pisado un casino tradicional, por citar un caso. Las propuestas novedosas, así como el desarrollo de interfaces que permitan comprender desde el primer minuto cómo moverse dentro de la aplicación han despertado un gran interés en los más jóvenes, quienes encuentran una forma de canalizar su pasión y conocimiento deportivo al mismo tiempo que cuentan con la posibilidad de ganar dinero extra.
En la misma dirección, otra de las grandes transformaciones que se pueden pensar en el vínculo de jóvenes, nuevas tecnologías y pandemia es la que gira en torno a las inversiones en línea. Las criptomonedas, con Bitcoin a la cabeza, son el mayor exponente de ello: el ingreso al mercado financiero se está dando en edades mucho más tempranas en relación a las generaciones anteriores. La facilidad de las herramientas técnicas para invertir, así como también un mayor abanico de posibilidades hacen que los jóvenes consideren esta alternativa tanto para potenciar sus ingresos como para intentar lograr la tan ansiada independencia financiera.
El caso de las criptomonedas es curioso, ya que ha desnudado la necesidad de millones de personas de contar con un activo digital que también funcione como divisa y que pueda resolver pagos y cobros entre países sin necesidad de caer en las redes de la burocracia y los trámites sin fin. Además, es una clara muestra del acelerado proceso de digitalización que se vive en el sector financiero, el cual es un claro correlato de lo que se vive en la vida diaria de la gente: un ritmo de vida diferente al que teníamos hace dos décadas y al cual aún nos estamos acostumbrando.
De esta manera, lejos de pensar que los más jóvenes solo utilizan el smartphone para hablar entre sí y acceder a contenidos para entretenerse, deberemos empezar a pensar que pueden estar estudiando, trabajando o generando ingresos extras. En otras palabras: tomando las riendas de su futuro.