- Las tecnologías de seguimiento del sueño están entre las últimas que hemos incorporado a nuestras vidas
- Diferentes dispositivos se encargan de recopilar esta información, algunos haciendo uso de la detección de la frecuencia cardíaca, y otros por medio de radares que examinan nuestra conducta a distancia
- ¿Cuáles son los más adecuados para obtener información exacta y cuánto tiempo deberías dejar pasar hasta que los datos conseguidos comiencen a ser fiables, y puedes considerarlos para cambiar tus hábitos?
No hace falta que aclararemos qué tan importante es dejar que el cuerpo se relaje, repose de las actividades que llevamos a cabo todo el día y se olvide por un momento de todos esos esfuerzos, tanto los físicos como los mentales. Ahora bien, si tienes problemas para descansar por la noche, probablemente este artículo te será de enorme ayuda. Te enseñamos cómo el seguimiento del sueño puede ayudarte a dormir mejor, y qué hacer para lograrlo.
Por supuesto, podríamos comenzar afirmando que el pésimo descanso, tanto durante la noche como si quieres echarte una siesta, es uno de los diversos efectos negativos de los móviles sobre la salud, ya que la habitual exposición a esta clase de dispositivos no hace más que mantener el cuerpo en alerta innecesariamente.
Por otro lado, esos mismos avances son los que nos permiten asistir a nuevas tecnologías, como por ejemplo las de seguimiento del sueño, o monitoreo del sueño, y gracias a las cuales será posible mejorar cómo descansamos.
En líneas generales, y para aquellos que no están debidamente familiarizados con estos mecanismos, debemos aclarar que el seguimiento del sueño está allí para permitirte identificar la diferencia entra una buena noche de descanso, y una mala o pésima noche de descanso. Así, obtendrás conclusiones con el paso del tiempo.
Etapas del sueño: REM y NREM
- Etapa 1 – NREM: entre 10 y 15 minutos luego de quedarte dormido, lapso en el que la actividad cerebral se vuelve más lenta, y tanto la respiración como el movimiento de los ojos disminuyen lentamente.
- Etapa 2 – NREM: lo que conocemos comúnmente como sueño ligero tiene una duración de aproximadamente 20 minutos, si bien puede volverse a este estadío de vez en cuando desde la etapa siguiente.
- Etapa 3 – NREM: aquí entramos en el sueño profundo, con la respiración, frecuencia cardíaca y presión arterial en los puntos más bajos. Los músculos se relajan completamente. El cuerpo se reinicia para el nuevo día.
- Etapa 4 – REM: es la etapa famosa por el movimiento ocultar rápido, una en la que el cerebro se mantiene activo, y en la que generalmente se producen los sueños que podemos recordar al despertarnos.
Es, a partir de esta evidente distinción entre etapas, donde el seguimiento del sueño puede volverse un aliado realmente interesante. Entran en juego, en este punto, firmas especializadas como Garmin, Fitbit o Whoop.
Lo curioso es que, si usas dos o más de estos productos, notarás que sus métricas de descanso dan diversos resultados. Si tomas numerosos gadgets de seguimiento del sueño, la mayoría no coincidirá.
Pero esto no necesariamente significa que dejen de ser precisos, ya que sus registros en común son suficientes para sorprendernos con el momento exacto de la noche en el que nuestro sueño está fallando.
¿Necesito entonces un rastreador del sueño?
La respuesta a la pregunta dependerá de quién la conteste. Incluso en estos días tan agitados, no todo el mundo duerme mal. No obstante, si eres una de esas personas que se levanta cansada por la mañana, o sufres varios dolores a lo largo del día, probablemente deberías pensar en incorporar esta tecnología a tu vida.
Además, hay que tener en cuenta que cuando realizas un seguimiento del sueño con Google Nest Hub o cualquier dispositivo similar, no solamente estarás averiguando si dormiste bien o mal, algo que seguramente sepas por experiencia propia. También estarás más cerca de descubrir por qué es que has dormido mal.
Lo que sucede, aunque muchas personas no lo saben, es que la diferencia entre dormir bien o mal suele estar en los detalles. Los mismos detalles que hacen que luego sufras durante toda la jornada cuando descansas indebidamente.
Asimismo, tampoco debemos perder de vista que buena parte del éxito de estos aparatos dependerá de qué tan fiables sean en la medición de la frecuencia cardíaca. Como ya sabemos, cuanto más costosos, más fiables.
¿Un rastreador junto a la cama? No tiene sentido
Aquí surge una duda que probablemente tendrán muchos, asociada a la conveniencia, o no, de poseer un rastreador junto a la cama. Es decir, un dispositivo que intente calcular qué tan bueno ha sido el sueño, pero sin mantener contacto físico con nosotros. Te adelantamos, desde ya, que no tienen demasiado sentido.
Lo que hacen estos equipos, entre los que podemos mencionar al Nest Hub de segunda generación, es utilizar un radar interno para detectar el movimiento. De esa forma, Google puede monitorear el sueño y las inquietudes a lo largo de la noche, aunque es discutible hasta qué punto podemos confiar en un producto que no tiene cámara.
Y si bien el Nest Hub de segunda generación lo hace mucho mejor que otros semejantes, su información no es suficiente como para obtener conclusiones fiables, que nos permitan saber cómo estamos durmiendo.
¿A quién podríamos recomendarle una solución de este tipo? Primero que nada, a quienes duerman solos, evitando así confusiones entre ocupantes de la cama. Y, segundo, a quienes no busquen profundidad en los datos, sino más bien una mirada general al respecto. Sólo si te hallas entre estas personas deberías considerar esta alternativa.
El seguimiento del sueño, sólo válido a largo plazo
Pero si hay algo que hemos aprendido de la estadística, en este caso aplicada al seguimiento del sueño, es que tiene sentido especialmente cuando se la evalúa a largo plazo. En una o dos noches, no hay conclusiones reales.
En una línea de tiempo larga aprenderás qué es lo que estás haciendo mal, si te cuesta llegar al sueño profundo o mantenerlo, si te despiertas mucho antes de que suene la alarma, y cuáles son las causas de ese comportamiento.
Y, al menos de momento, hay cosas que los trackeadores de sueño no pueden decirnos, como si el colchón o la almohada son los verdaderos problemas por los que no dormimos como deberíamos, etc.
Nuestro consejo, entonces, es que lleves a cabo un seguimiento del sueño por varias semanas, sin preocuparte demasiado por los datos, comenzando a analizarlos recién al cabo de un par de meses.
Y, ante cualquier duda, siempre consulta a un especialista en la materia.