- Las redes sociales descentralizadas llegarán tarde o temprano, y aún no las conocemos muy bien
- Lentamente vamos desentrañando sus especificaciones, mientras los desarrolladores trabajan
- ¿Qué deberíamos exigirle a esas aplicaciones y portales entrando en esta nueva era virtual?
Si sigues nuestros artículos, habrás visto que constantemente estamos hablando de las versiones descentralizadas de los principales servicios y plataformas que usamos a diario. En tal contexto, parece inevitable que poco a poco vayan apareciendo redes sociales descentralizadas, como una instancia superadoras de las red social actual. Pero, ¿cuáles son las ventajas que, suponemos, nos ofrecerán? ¿Qué querríamos ver en ellas como usuarios?
Básicamente, lo primero que debemos decir es que convivimos con redes sociales que no nos dan lo que queremos. Cada usuario de éstas tendrá sus propias quejas respecto a que les falta para ser espacios más confiables, y aún está por verse qué pasa con Twitter tras la adquisición por parte de Elon Musk, lo que podría abrir ciertos nuevos escenarios respecto de la interacción entre los consumidores y estas plataformas tradicionales.
Dadas las restricciones que estos servicios suelen imponernos, hemos aprendido qué es lo que deseamos tener en esas nuevas y prometedoras redes sociales del futuro, que inevitablemente deben ser redes descentralizadas. Continúa habiendo espacio para las clásicas, pero está claro que el mundo entero tiende a la descentralización.
Características de las DeSo
Las redes sociales descentralizadas o DeSo, como se las llama en una evidente muestra de estar adoptándolas, han sido abordadas en numerosas oportunidades por expertos en la materia.
Control de contenidos mejorado
Vivimos en un mundo cada vez más polarizado y, como consecuencia de ello, nuestras experiencias sociales en línea se están volviendo radicalmente binarias, lo que de alguna manera nos obliga a buscar inspirarnos y interaccionar solamente con identidades que se ajustan a nuestras visiones previas del mundo. Y ese es un grave problema.
¿Por qué tenemos que elegir entre poner a una persona en un pedestal permanente o cancelar su identidad toda? ¿Podemos separar la obra del artista y consumir lo que las personas hacen en un ámbito, aunque estemos completamente en desacuerdo con sus opiniones en otros? Las redes sociales descentralizadas lo decidirán.
Algo interesante podría ser la posibilidad de seguir una cuenta de usuario pero no en su totalidad, sino sólo cuando se refiera a las temáticas que nos interesan, permitiéndonos conectar con ellos en la faceta que más nos agrada.
Pluralidad de formatos
Lo que compartimos en nuestras redes sociales y con quién lo compartimos se integra en un diseño de contenido nativo de cada plataforma, con una capacidad limitada o nula para que los creadores personalicen cómo pretenden compartir ese contenido y con quién. Además, hay poco o ningún soporte para que un creador defina diferentes niveles de participación del usuario si lo que busca, a final de cuentas, es poder monetizar su esfuerzo.
Permitir que los creadores publiquen contenidos del modo en el que prefieran, en diversos niveles de granularidad y formatos que se personalizan en función de quién accederá a ellos, es el corazón de los formatos plurales.
Cuentas digitales
No faltan casos de uso de herramientas como bots automatizados para controlar y modificar las narrativas sociales. Lamentablemente muchas empresas creen que las redes puede manejarlas una máquina, por inteligente que sea. Después está la culpa de las propias plataformas, que no controlan correctamente la presencia de los bots.
En este sentido, la solución es prácticamente obvia, y pasa por la Prueba de humanidad, ya común en sistemas como un más método de seguridad y comprobación de que quien actúa es un ser humano y no una máquina o bot.
Conclusiones
En resumen, el mayor atractivo de un protocolo abierto es que nadie tiene que asumir la responsabilidad de hacer todo bien todo el tiempo. Ninguna de las características anteriores debería ser crítica para su adaptación final.
Sin embargo, el hecho de que los desarrolladores trabajen en servicios sociales en los que la comunidad sea la que decida lo que pasa dentro de ella es en un punto esperanzador, en comparación a lo que conocíamos.