- Pasarán años hasta que sepamos exactamente cómo el metaverso afecta nuestra salud mental
- Pero ya contamos con la experiencia y los conocimientos básicos para especular con ello
- ¿Qué creen los científicos que pasará y por qué deberíamos ser – o no- optimistas?
Siempre decimos que recién estamos conociendo el impacto de varias de las tecnologías con las que toca convivir. Por estos días, son muchos los que se preguntan cómo afectará nuestra salud mental la idea de metaverso. Analizamos, entonces, algunos aspectos en los que podría influir este desarrollo, y qué aspectos hay que conocer para hacer una evaluación precisa de su implicancia en la vida de las personas, de ésta y próximas generaciones.
A lo largo del pasado siglo, hemos sido testigos de cómo la radio, la televisión, Internet y los teléfonos inteligentes, citando sólo algunos, han cambiado para siempre el mundo tal y como lo conocíamos y nuestro comportamiento.
Estas consecuencias han sido tan positivas como negativas, pero en el caso del metaverso no tenemos claro todavía cuál de ellas predominarán, si bien hay algunos indicios que nos permiten hacer especulaciones al respecto.
¿Qué pasará con nuestra salud mental en el metaverso?
La pregunta concreta a la que intentan responder los profesionales por estas semanas, meses y años sería del tipo «¿cómo impactará un mundo digital en la salud mental de quien habita en él un largo período de tiempo?«.
A partir de esa cuestión básica surgen muchos de los desafíos en materia de salud mental que plantea el metaverso. Por antecedentes, el primer reflejo de muchos es etiquetar cualquier nueva tecnología como una amenaza. Lamentablemente, la historia ya demostró que quienes lo entienden de esa forma no están tan equivocados.
Sin embargo, también es cierto que hoy somos más conscientes que nunca de cómo nos afectan las tecnologías. Aunque sean novedosas en muchos sentidos, podemos prever qué supondrá su adopción definitiva.
Dicho esto, a la preocupación de los consumidores y especialmente de los estudiosos en esa materia, ahora se suma la de una generación que sabe cuál es el efecto de la tecnología en ellos, y quiere reducirlo en sus hijos y nietos.
¿Qué dicen los científicos?
Phil Reed, profesor de psicología en la Universidad de Swansea, se ha encargado de manifestar algunos de los modos en los que el metaverso podría afectar negativamente a los usuarios que queden inmersos en él.
«El uso excesivo de la tecnología digital está asociado con muchos problemas de salud mental, como síntomas somáticos, depresión, psicoticismo, ideación paranoide y enfermedad mental grave«, dice el especialista.
No obstante, desde su punto de vista el principal riesgo no es ese, sino «el impacto potencial más sorprendente de participar en interacciones virtuales se refiere a las psicosis, especialmente aquellas que involucran delirios y/o alucinaciones». La relación es clara: es casi imposible luchar contra las realidades paralelas en ellas.
¿Hay alguna conclusión positiva?
Más allá de las advertencias de este experto, no todo son malas noticias, y es que hay ciertas maneras en las que esta tecnología, y por extensión el metaverso en sí mismo, podrían representar un beneficio para quienes lo usan.
Por ejemplo, individuos que tienen serios inconvenientes para socializar en la vida real podrían hacerlo allí. Sobradas muestras hay de cómo los entornos virtuales pueden ayudar a conectar en medio de estos trastornos.
Informes señalan que mientras algunos jóvenes evidencian efectos negativos de la exposición al metaverso, destacando entre ellos el comportamiento errático en los momentos en los que vuelven a la vida real, asimismo hay otros que aprender a controlar mejor la ansiedad y la depresión al interactuar en ese ámbito.
Además, esa última teoría trae tranquilidad sobre el potencial aislamiento de los seres humanos.
Candice Odgers, profesora de la Escuela de Políticas Públicas Sanford de Duke, aseguró que debemos abrirnos a esas tecnologías, ya que tienen sentido cuando pensamos en cómo los niños utilizan actualmente los dispositivos. Profesionales como ella creen que las nuevas generaciones no comprenderán el metaverso como nosotros.
Conclusiones
Aunque estos relevamientos e investigaciones se han dado siempre en espacios controlados, y el metaverso claramente no lo es, tanto estos estudiosos como otros coinciden en que recién estamos rascando la cáscara. Significa que es demasiado temprano para ser definitivos en cuanto a afirmaciones, y hay que esperar.
Jeff Wong, director global de innovación de la firma de servicios profesionales Ernst & Young, afirmó recientemente en una entrevista con The Metaverse Insider que deberíamos abordar el metaverso «no como un reemplazo de las interacciones tradicionales, sino como un complemento de ellas con sus propias fortalezas y debilidades«.
«Creo que siempre estamos tratando de considerar la perspectiva de salud mental de la inmersión; todavía hay algo positivo en poder estar físicamente en la misma habitación. Queremos asegurarnos de que si hay consecuencias negativas, seamos muy sensibles a eso», agregó el CIO de Ernst & Young en estas declaraciones a la prensa.
En nuestra opinión, si las personas van a mantenerse seguras y saludables mientras usan un espacio tecnológico innovador como éste, tienen que permanecer sensibles a las posibles repercusiones negativas que podría haber en la salud mental y estar listas para tomar medidas cuando perciban que las cosas no van bien.