Cambiar nuestra dirección de IP es una solución sencilla para solucionar diferentes problemas de red. Sin embargo, existen varias maneras de conseguir lo que deseamos. Por lo tanto, en este artículo vamos a hacer un repaso de todos los métodos que tenemos disponibles para cambiar nuestra dirección de IP.
¿Por qué cambiaríamos nuestra dirección de IP?
La dirección de IP son varios números únicos que son asignados a nuestra conexión a internet y sirve para localizarnos en el mundo real, sería como una especie de dirección digital. Cuando nos conectamos a internet, nuestro proveedor de servicios de internet o ISP nos asignará una dirección IP que vamos a revelar a las webs que visitamos.
Cambiar de IP hará parecer que estamos en otro lugar, esto es ideal para evitar bloqueos geográficos o acceder a más contenido en diferentes servicios de streaming. El problema es que no es posible sin usar ayuda externa. Generalmente, un programa de terceros que sea capaz de cambiar nuestra IP, y solo funciona cuando el programa se encuentra activo.
Pero existen algunas maneras de cambiar de manera temporal la IP. La manera más sencilla es simplemente usar una red privada virtual (VPN) que se encargaría que “falsificar” nuestra IP y de esta manera lograr que parezca que está en otro lugar. Definitivamente, es simple de conseguir, usar una VPN no es para nada complicado. No obstante, también se puede usar una VPN para juegos, muchas se encargan de mejorar notoriamente el ping; ideal para jugar MMORPG en línea que tengan servidores en América del Norte cuando estamos en Latinoamérica, por ejemplo.
El inconveniente sería que no únicamente nuestra conexión a internet es la que trasmite una dirección IP. Cada dispositivo tiene su propia IP única. El motivo de esto es simplemente para que cada uno de esos dispositivos se pueda comunicar de manera correcta tanto en internet como entre sí.
Si tenemos algún problema con la IP de nuestra red o la de un dispositivo específico, posiblemente no se conecten de forma adecuada o tengamos otros problemas. En este caso, una VPN no podrá solucionar el inconveniente, al menos no a largo plazo. La única manera de conseguirlo es cambiar para siempre la IP. Por suerte, no es algo demasiado complicado de lograr.
Cómo cambiar una dirección IP
Entonces, para lograr solucionar problemas relacionados, vamos a cambiar la dirección IP. Esto es algo sencillo gracias al Protocolo de configuración dinámica de host. DHCP es un protocolo, un conjunto de reglas que dictaminan cómo las máquinas se comunican entre sí, lo que puede cambiar la dirección IP que tienen “cuando quieran”, esto las vuelve “dinámica”.
Para lograr esto, lo único que haremos será apagar el enrutador, esperaremos 20 segundos y lo encenderemos nuevamente. Cuando el enrutador esté encendido completamente, ya debería tener una IP diferente.
Esto lo podemos confirmar buscando nuestra dirección IP desde cualquier buscador, existen diferentes sitios webs que nos permiten saber nuestra IP exacta con simplemente ingresar. Aunque también podemos usar herramientas como IPIeak la cual encontraremos desde este enlace.
IP estáticas vs dinámicas ¿Cuál me conviene más?
El problema de la solución anterior es que sería a corto plazo, solo funciona si tenemos un problema sencillo. En caso de tener problemas permanentes con nuestros dispositivos, posiblemente tengamos que descartar DHCP completamente. En su lugar, tendríamos que configurar una dirección IP estática, lo que se traduce en una que no cambia.
Con algo de suerte, una dirección IP estática debería solucionar todos los problemas, o aunque sea, reducir la lista de causas que genera que los dispositivos no se puedan comunicar entre sí.
Lo primero sería comunicarse con nuestro ISP y solicitar el cambio de dirección. Es bastante posible que tengamos que explicar cuáles son los motivos que nos llevaron a tomar esa decisión y completar algunos pasos para que lo hagan. Aunque esto dependerá del ISP.
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