Atrás, muy atrás, quedaron esos tiempos en donde creábamos contenido en internet simplemente como pasatiempo. Subir vídeos de YouTube, crear un blog o alguna página en una red social. En la actualidad, todos los que comienzan y desean ser influencers quieren cumplir una única meta: lograr ganar dinero. Pero en España esto se va a complicar para los streamers que ahora tendrán un registro para regular la actividad de los creadores de contenido.
Un registro de streamers en España
El Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital aseguró que esto se forma para asegurarse del cumplimiento de las obligaciones que se derivan de la normativa audiovisual y de protección de consumidores.
Según lo que podemos ver en el borrador del anteproyecto de ley que modifica la Ley General de Comunicación Audiovisual, muchos streamers van a tener que inscribirse en el registro siempre y cuando cumplan con dos requisitos: que su actividad sea habitual y que tenga un fin comercial. Básicamente, estamos hablando de aquellos creadores de contenido que emitan bastante seguido y que ganen dinero con esto.
A esto debemos sumarle el hecho de que los streamers van a tener que cumplir con las mismas obligaciones/reglas que otras plataformas audiovisuales como Netflix o Prime Video, por ejemplo.
- Respetar el horario de protección reforzada a la infancia (de 8:00 a 9:00 y de 17:00 a 20:00 horas), evitando contenidos violentos, sexuales o que inciten al odio.
- Reservar al menos el 30% de su catálogo a obras europeas, de las cuales al menos la mitad deben ser españolas o en alguna de las lenguas cooficiales.
- Contribuir con el 5% de sus ingresos a la financiación anticipada de obras audiovisuales europeas, de las cuales al menos el 60% deben ser españolas o en alguna de las lenguas cooficiales.
- Garantizar el derecho a la accesibilidad de las personas con discapacidad auditiva o visual, mediante subtítulos, audiodescripción o lengua de signos.
- Cumplir con las normas sobre publicidad y patrocinio, evitando la publicidad encubierta o engañosa.
El disgusto de los creadores de contenido
Evidentemente, los comentarios de los streamers no se hicieron esperar y tampoco se encuentran demasiado alegres con la situación. Para ellos se trata de una intromisión en su libertad de expresión y un riesgo enorme para su modelo de negocio.
Varios de estos creadores de contenido, comentaron que van a trasladar su residencia fiscal a otros países que cuentan con una legislación más favorable como Andorra o Portugal. Muchos otros critican al gobierno por el hecho de que no se solicitó ninguna clase de opinión o comentarios de los streamers, ni de las plataformas como Twitch.
¿Tiene algún beneficio el registro?
El gobierno, evidentemente, defiende el registro porque, según ellos, tiene como finalidad proteger los derechos e intereses de los usuarios y espectadores. También fomenta la diversidad cultural y la producción audiovisual nacional.
Por otro lado, comentan que el registro no debería suponer una carga administrativa ni tampoco económico, debido a que únicamente tendrá que completar un formulario y no deberían pagar ninguna tasa (por ahora).
Aseguran que esto facilitara el control y supervisión de la Comisión Nacional de los Mercados y Competencia (CNMC), que se trata del organismo que se encarga de velar por el cumplimiento de la normativa audiovisual.
La idea detrás también se encuentra inspirada en que estos grandes streamers se encuentren mejor definidos. El hecho de incluirlos en el registro debería ayudar a tener un mejor control sobre sus actividades comerciales, entre lo que se incluye campañas publicitarias, de las cuales se deberá informar de forma adecuada.
También se les exigirá que algunos contenidos, como los juegos de azar, que son para mayores de 18, no sean publicados para menores. El contenido no debe incitar al odio y debe ayudar a reducir el consumo de alimentos y bebidas grasas a menores. Muchas de estas compañas las realizan diferentes canales de televisión (obligadas), ahora los streamers más importantes, también tendrán que hacerlo.