Cuando hay falta de sueño el cerebro no deja de activarse y desactivarse

Haber pasado una noche sin dormir es suficiente para que el cerebro se haga inestable y comience a ser propenso a sufrir «apagones» similares a los de la red eléctrica: breves episodios que hacen que la cabeza oscile entre la plena conciencia y el sueño.

Es la conclusión (poco sorprendente para cualquiera que haya trasnochado alguna vez) a la que han llegado investigadores estadounidense.

El trabajo de los científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pensilvania, en EEUU, ha consistido en utilizar la resonancia magnética funcional para observar cómo se comportaba el cerebro de los participantes en el estudio cuando habían descansado bien, y qué diferencias de funcionamiento había respecto a aquellos días en los que no habían podido dormir ni un solo minuto.

Comprobaron que en el segundo caso, los estados son alternativos y cambian entre sí continuamente. «Imagínate que estás sentado en una habitación viendo una película, con las luces encendidas. En un cerebro estable, esas luces están conectadas durante todo el tiempo. En un cerebro con sueño las luces, de repente, se apagan», afirma David Dinges, que encabeza el estudio publicado en Journal of Neuroscience.

Los resultados del estudio muestran que cuando los 24 voluntarios eran sometidos a privación total de sueño durante un día, algunas regiones del mapa de su cerebro dejaban de «iluminarse» de repente, para volver a funcionar un poco más tarde. O en otras palabras: un cerebro somnoliento alterna periodos en los que funciona a pleno rendimiento con otros en los que la atención y el procesamiento de las imágenes que recibe cae súbitamente.


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