La impresión 3D ha avanzado muchísimo en los últimos años, al punto de que hay industrias donde es inevitable tener que recurrir a ellas. Si estás pensando en adquirir una de estas máquinas, seguramente te vendrá bien este repaso de todo lo que deberías saber sobre los filamentos para impresoras 3D. ¡Elígela correctamente!
¿Por qué es importante esto? Porque luego de escoger una impresora 3D deberás tomar la decisión de seleccionar algún tipo de filamento para usar en ella. Y como hay varias docenas de variedades, sin entrar en los colores, entonces puede resultar una decisión un poco difícil. ¿Te suenan ABS, PLA, HIPS, CPE, PET, etc.?
Los anteriores son sólo algunos de los filamentos para impresoras 3D que en numerosos sectores se están utilizando para producir artículos. Afortunadamente, hace tiempo que los fabricantes han optado por facilitarnos la vida adoptando nombres algo más sencillos como Ninjaflex de NinjaTek y Polyflex de Polymaker.
El filamento, clave en las impresoras 3D
Si recién estás incursionando en este mundo, tienes que saber que los filamentos para la impresión 3D coinciden en algunas cualidades. Por ejemplo, que son termoplásticos (es decir plásticos conocidos como polímeros). Los mismos se derriten en vez de quemarse cuando se calientan, y eso supone que puedan ser moldeados y se enfríen o solidifiquen presentando la forma que se les ha dado. Y esto es lo que permite la «impresión» en 3D.
El filamento se introduce en una cámara, donde se calienta hasta su punto de fusión y luego es expulsado directamente a través de una boquilla de metal a medida que el conjunto del extrusor se mueve, trazando un modelado específico gracias al cual se crea el objeto 3D capa por capa. Mayormente, estas impresoras poseen solamente un extrusor. Sin embargo, hay máquinas que poseen dos y pueden imprimir dos colores al mismo tiempo.
El filamento se vende en bobinas cuyo peso varía entre 0,5 y 2 kilogramos, y normalmente viene en dos grosores, 1,75 milímetros y 3 milímetros (aunque este último es en realidad un poco más fino que 3 mm, unos 2,85 mm). Igualmente, lo más probable es que tengas que recurrir al filamento del tipo de 1,75 milímetros.
¡No lo olvides! La impresión 3D es uno de los empleos con más futuro
¿Cómo saber qué filamento utilizar?
Los filamentos más comunes, con diferencia, son el acrilonitrilo butadieno estireno (ABS) y el ácido poliláctico (PLA). La mayoría de las impresoras 3D básicas están diseñadas para utilizar exclusivamente estos filamentos. Se debe a que son extraordinariamente baratos. En más de un caso podrás hacerte con un kilo de material por solo 20 euros.
ABS
El ABS es el mismo plástico que tienen los muñecos LEGO. Son resistentes, duraderos, y en absoluto tóxicos. Lamentablemente, durante el proceso de impresión pueden emitir un olor desagradable para cierta gente. Recomendamos imprimir en un espacio bien ventilado, abierto en lo posible, para evitar problemas.
PLA
Por su lado, el PLA tiene un punto de fusión relativamente bajo, con temperaturas de uso entre 180° y 230° Celsius. Es de origen vegetal y biodegradable. Es más duro que el ABS, se imprime sin deformarse y, en general, es fácil trabajar con él. Una de sus virtudes más llamativas es su capacidad para hacer de base de otros compuestos.
Otros tipos de filamentos
PETG
En los últimos años, el filamento PETG (polietilenglicol tereftalato) ha ganado popularidad en la impresión 3D. Asequible, envejece bien y es inodoro. El riesgo es su posible adhesión a la base de impresión. Ten cuidado.
De nailon
El nailon es un material sintético increíblemente versátil, desarrollado en la década del ´30. Está en nuestras casas, en elementos como cepillos de dientes. Si alguna vez te has arrojado en paracaídas, ese paracaídas tenía nailon. Destaca porque se derrite a una temperatura más alta que el grueso de los filamentos, unos 240° Celsius.
¿Y qué hay de los filamentos compuestos?
Como anticipábamos, los filamentos compuestos tienen una base de PLA u otro termoplástico en el que se han mezclado partículas, polvos o escamas de otros materiales. Algunos son mezclas de madera, mientras que otros incluyen arenisca o caliza. Pueden llegar a contener varios metales incluidos hierro, aluminio, latón, bronce y cobre. Estos filamentos adquieren algunas de las propiedades de los materiales con los que se han mezclado en el proceso.
Con la proliferación actual de impresoras FFF, es fácil pasar por alto el hecho de que existen en el mercado modelos basados en otras tecnologías que no utilizan filamento. La principal de ellas es la estereolitografía (también conocida como SLA), la primera tecnología de impresión 3D que se desarrolló y que es capaz de realizar impresiones muy detalladas y de alta resolución. Aunque los precios de las impresoras SLA para uso comercial pueden alcanzar las cinco cifras, muchos modelos de menor precio, adecuados para aficionados y artesanos, se pueden conseguir por menos de 1.000 dólares, y los modelos básicos comienzan en unos 300 dólares.
¿Qué filamento es mejor para la impresión 3D?
Ya dedicamos un artículo específicamente a la cuestión «¿qué clase de filamento de impresión 3D tendría que usar?«. Allí intentamos responder qué tipo de material deberías usar según tus objetivos y propósitos, y es que la respuesta definitiva estará sujeta a lo que pretendas. Si intentas obtener modelos más o menos resistentes, más o menos flexibles, etc. No existe un filamento superior en todas las situaciones, sino uno para cada circunstancia.
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