La inteligencia artificial ha dejado de ser un concepto futurista para convertirse en una herramienta omnipresente, capaz de adentrarse en muchos aspectos de nuestras vidas. Sin embargo, a pesar de los beneficios que pueden traer estos avances, Eric Schmidt, exdirector ejecutivo de Google, ha levantado la voz para advertir sobre los problemas que la IA puede desencadenar en las relaciones personales, como las novias IA.
En una reciente entrevista, Schmidt dijo que la tecnología actual ya permite que los jóvenes creen “perfectas parejas románticas” a través de la IA, algo que, lejos de ser una solución a la soledad, podría llevar a conductas obsesivas y un aislamiento aún mayor.
Ese pensamiento se ve reforzado por un caso reciente. En octubre, la madre de un adolescente demandó a la empresa Character[.]ai tras el suicidio de su hijo. El joven se había enamorado de un chatbot inspirado en un personaje ficticio, dedicándole largas horas de interacción diaria. Lo que evidencia que este vínculo, lejos de proporcionar compañía, acentuó su aislamiento, llevándolo a una trágica decisión.
Schmidt se mostró especialmente preocupado por los adolescentes y jóvenes, un grupo que, según él, ya enfrenta barreras educativas y sociales más complejas que las generaciones anteriores. “Muchos caminos tradicionales al éxito ya no están disponibles para ellos”, afirmó. Esto los lleva a buscar refugio en el mundo digital, donde algoritmos de redes sociales y herramientas IA pueden radicalizar su pensamiento o fomentar comportamientos desadaptados.
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IA en las relaciones
Empresas como Replika están diseñando sistemas que acompañan emocionalmente a sus usuarios, al mismo tiempo de permitirles personalizarla hasta el punto de simular interacciones románticas. Aunque estas aplicaciones insinúan combatir la soledad, Schmidt cuestiona sus efectos a largo plazo.
Por apenas 10 dólares al mes, un usuario puede “tener” una pareja virtual que nunca se queja, está siempre disponible y se adapta perfectamente a sus preferencias. Esto puede parecer atractivo, pero crea expectativas irreales sobre las relaciones humanas y promueve un desapego del contacto real.
No obstante, no todos los expertos piensan lo mismo. Por ejemplo, Tony Prescott, profesor de robótica cognitiva en la Universidad de Sheffield, propone que la IA podría ayudar a reducir la soledad. A través de conversaciones simuladas e interactivas, las personas pueden mejorar su capacidad de comunicarse y relacionarse con los demás. Esto puede reducir la soledad y enseñar a la gente a interactuar más efectivamente en el mundo real.
Combinación entre robótica e IA avanzada
Si la IA actual ya causa ciertas preocupaciones, los avances en robótica aún podrían intensificarlas. Es plausible imaginar un futuro donde humanoides indistinguibles de las personas reales, equipados con inteligencia artificial avanzada, puedan replicar conversaciones, interacciones físicas -incluido el sexo– y emocionales. Basta con imaginar a Bishop en las películas de Alien, así como Annalee Call.
Estos robots, capaces de responder con precisión a las emociones humanas, podrían convertirse en perfectos compañer@s para quienes sufren soledad no deseada. Ahora bien, ¿esto aliviaría el aislamiento o lo agravaría?
Schmidt piensa que estos desarrollos tecnológicos podrían reforzar dinámicas dañinas, sobre todo entre los jóvenes. Un robot perfectamente ajustado a las necesidades de una persona podría ser tan satisfactorio que el usuario pierda interés en interactuar con otros seres humanos. Esto podría derivar en una desconexión social aún más profunda.
No obstante, en contraste, podrían ayudar a personas con grandes dificultades para socializar, proporcionando un espacio para practicar habilidades interpersonales. Además, podrían ofrecer apoyo emocional en situaciones extremas, como el duelo o la soledad crónica.
Equilibrio entre progreso y precaución
Schmidt insta en la necesidad de actualizar marcos regulatorios como la Sección 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones, para abordar los posibles daños de estas tecnologías. Aunque reconoce que estas reformas no ocurrirán pronto, insiste en que deben establecerse límites bien definidos para evitar que las herramientas de IA perjudiquen a las personas más vulnerables.
Es evidente que queda mucho por ver, pero ¿qué piensas tú? ¿Crees que las relaciones con IA podrían llegar a sustituir completamente a las humanas, o siempre habrá algo insustituible en el contacto real? Si existieran robots humanoides capaces de simular perfectamente emociones y comportamientos humanos, ¿los considerarías una solución a la soledad o un riesgo para las relaciones sociales? Nos gustaría conocer tu opinión en los comentarios ^^