jetson thor 2025

NVIDIA prepara su robot humanoide Jetson Thor para 2025

Los robots humanoides están en camino de protagonizar uno de los capítulos más intrigantes de la tecnología contemporánea, y NVIDIA parece estar lista para formar parte de esta travesía. Con la presentación anticipada de Jetson Thor, su última generación de computadoras compactas, el gigante tecnológico quiere afianzar su papel en esta disciplina emergente, apuntando a un lanzamiento en la primera mitad de 2025.

Este interés de NVIDIA es debido a que se trata de un sector que promete un crecimiento en los próximos años, alcanzando cifras proyectadas de hasta 195 mil millones de dólares en 2029.

Más allá del mero suministro de hardware, la compañía está construyendo una red integrada que combina software y herramientas especializadas. Con plataformas como Omniverse e Isacc, NVIDIA ha perfeccionado el diseño de simulaciones virtuales en las que los modelos robóticos pueden interactuar en tiempo real, permitiendo un constante perfeccionamiento en entornos digitales.

La llegada de Jetson Thor para 2025

Estas computadoras compactas están diseñadas para manejar las exigencias de la robótica avanzada, equipadas para soportar complejas operaciones sin comprometer el rendimiento. Su papel será fundamental en el ensamblaje de dispositivos humanoides capaces de adaptarse a tareas de alta complejidad en diversos escenarios industriales y sociales.

jetson thor 2025

Mientras tanto, el trasfondo competitivo no pasa desapercibido. Empresas rivales están incrementando sus esfuerzos en el desarrollo de chips para inteligencia artificial, lo que ha llevado a NVIDIA a diversificar sus áreas de interés: muestra su intención de capitalizar el entusiasmo en torno a los robots humanoides, un mercado que promete ser un eje de innovación en las próximas décadas.

Reflexión para finalizar 2024

Hay algo profundamente inquietante en la idea de robots humanoides desarrollados por corporaciones con un control casi absoluto sobre la dirección que tomará esta tecnología. No es difícil imaginar un futuro donde la robótica no se convierta en una herramienta de democratización, sino en un privilegio más para quienes controlan los datos, el hardware y las infraestructuras globales.

Además, no puedo evitar pensar en cómo estas tecnologías se alinean con una obsesión moderna por la simulación: máquinas que actúan como personas, imitando nuestras interacciones, decisiones y, tal vez, nuestros errores. ¿No estamos jugando con una versión idealizada de nosotros mismos? Y si es así, ¿qué nos dice esto sobre nuestra relación con la tecnología? Tal vez la robótica humanoide sea un reflejo de un anhelo profundo por trascender nuestras limitaciones, pero también podría ser el testimonio de nuestra incapacidad para aceptar las propias.


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