El informe anual de la RIAA revela que los vinilos se mantienen en ascenso de ventas físicas durante dieciocho años consecutivos, alcanzando ingresos de 1400 millones de dólares, la cifra más alta desde la aparición de los CD en 1984.
Los datos muestran que, a pesar del predominio del consumo digital, el soporte físico continúa siendo una elección preferida para quienes desean conservar una copia tangible de sus álbumes favoritos.
La venta de vinilos, que representa casi tres cuartas partes de los ingresos de formatos físicos, se vio favorecida por la inclusión de datos provenientes directamente de sellos independientes, una novedad que aportó mayor transparencia a las cifras.
Con 44 millones de unidades despachadas frente a 33 millones de CD, se evidencia que el vinilo se impone como el formato físico preferido por un amplio sector del público, destacándose por la incorporación, por primera vez, de cifras proporcionadas directamente por sellos independientes.
No es para menos que artistas del calibre de Taylor Swift hayan optado por lanzar múltiples ediciones de sus álbumes, incluyendo variantes en vinilo, demostrando que contar con una copia física de la música es, para muchos, un motivo de orgullo y placer.
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El streaming sigue registrando cifras insuperables
Este sector digital alcanzó más de 100 millones de suscriptores y acumuló ingresos que rozaron los 14900 millones de dólares, concentrando el 84% de las recaudaciones. No obstante, el crecimiento de las ventas en formatos físicos, en particular el vinilo, representa una alternativa que muchos optan por tener en casa, dando la seguridad de disponer de una copia duradera de la música que adoran.
Por otro lado, las ventas de descargas digitales mostraron una caída en torno al 15% respecto al año anterior, lo que contrasta con la tendencia al alza de las ventas en formato vinilo. Esta situación hace pensar que, en ocasiones, el público prefiere retomar métodos tradicionales que le permiten mantener un vínculo palpable con sus artistas preferidos.
Es curioso cómo, a pesar de los avances en servicios digitales, la compra de un vinilo se convierte en una actividad casi nostálgica, que conecta a quienes la eligen con recuerdos del pasado y añade un toque personal a su colección.