En los años setenta, Stephen Hawking mostró que los agujeros negros se evaporan por procesos cuánticos; sin embargo, afirmó que la información, como por ejemplo la identidad de la materia que es tragada por los agujeros negros, se pierde permanentemente. En su momento, la aseveración de Hawking amenazó con derribar la teoría cuántica, una de las más importantes de la física, dado que un principio fundamental de esa teoría es que la información no puede perderse.
La idea de Hawking fue generalmente aceptada por los físicos hasta finales de la década de 1990, cuando muchos empezaron a dudar de su veracidad. Incluso él renunció a la idea en el 2004. Sin embargo, hasta ahora nadie había podido proporcionar un mecanismo plausible de cómo la información podría escapar de un agujero negro. Un equipo de físicos dirigido por Abhay Ashtekar, director del Instituto para la Gravitación y el Cosmos de la Universidad Estatal de Pensilvania, ha descubierto ese mecanismo.
El análisis de Hawking sugirió que al final de la vida de un agujero negro, incluso después de que se ha evaporado por completo, se deja atrás una singularidad, o un borde final del espacio-tiempo, y esta singularidad actúa como un sumidero para la información, que se vuelve irrecuperable.
Pero Ashtekar y sus colaboradores Víctor Taveras (de la Universidad Estatal de Pensilvania) y Madhavan Varadarajan (del Instituto Raman de Investigación, en la India), sugieren que las singularidades no existen en el mundo real. La información parece estar perdida porque sólo se tiene en cuenta una pequeña parte del espacio-tiempo en el ámbito de la mecánica cuántica. Una vez que se considera la gravedad cuántica, entonces el espacio-tiempo se hace mucho más grande y hay espacio para que la información reaparezca en el futuro distante en el otro lado de lo que se pensó inicialmente que era el fin del espacio-tiempo.
Según Ashteak, el espacio-tiempo no es un continuo como han creído los físicos, sino que en realidad está formado por bloques individuales de construcción, de modo parecido a cómo un pedazo de tejido parece ser continuo pero de hecho está formado por hilos individuales entrelazados.