Un nuevo estudio de los cristales volcánicos de la luna que fueron recogidos por las misiones Apolo a finales de la década 1960 y principios de 1970, revela que la Luna en su interior había tenido agua. Esto sugiere que el agua ha formado parte de la Luna desde su temprana existencia. Posteriormente, el equipo confirmó a través de una serie de pruebas que el hidrógeno había estado presente desde el principio y que no había sido infundido por vientos solares ricos en hidrógeno o por otros volátiles.
«Esto confirma que el agua proviene de las profundidades del manto de la Luna», dijo el autor principal Alberto Saal, profesor asistente de ciencias geológicas de la Universidad Brown.
«No tiene nada que ver con procesos secundarios, tales como la contaminación o el viento solar.»
Los investigadores creen que el agua estaba contenida en el magma que estalló a través de erupciones de volcánicas durante más de tres millones de años. Cerca del 95% de este vapor de agua se perdió durante la actividad volcánica.
«Esto sugiere la intrigante posibilidad de que la Luna podría haber tenido en su interior más cantidad de agua que el manto superior de la Tierra. ¿Pero aún más intrigante es saber dónde ha ido ese 95% de agua vaporizada por los volcanes?» La gravedad Lunar es demasiado débil como para retener una atmósfera. Los investigadores especulan que probablemente el vapor haya sido forzado al espacio.