El día de ayer anunciamos aquí en Islabit la puesta en escena de los links de descarga del preview, o versión Beta, de Windows 8 (el enlace corto por si te perdiste la noticia: http://bit.ly/n0K8V0), algo que todos los amantes de la tecnología informática y desarrolladores veníamos esperando con ansias. Pues ahora te diré las impresiones y el análisis sobre el proceso de instalación, y también sobre el sistema operativo en sí; así que, comencemos:
Descargar la imagen ISO de la página de Microsoft hasta ahora no es problema, ya que su velocidad de bajada es muy aceptable, aunque fluctuará mucho en aumento y disminución de la misma durante el tiempo que demore en alojarse por completo en el disco duro. Se pueden presentar errores al tratar de ejecutar el ISO, o el instalador, por lo que si te salta un error al abrir dicho archivo, lo mejor será proceder nuevamente a la descarga. Recuerda que el único idioma disponible para su instalación y uso, por el momento, es sólo inglés.
En cuestión del proceso instalación, ésta se realizará de una forma más ágil, por lo que el tiempo que toma en alojar los archivos y establecer las configuraciones se ha visto considerablemente reducido. Como ya se mencionó el día de ayer, la versión para desarrolladores realiza una instalación limpia, mientras que las otras 2 versiones regulares permiten conservar algunas configuraciones y perfiles; para cualquiera de los casos recomiendo una instalación limpia, así se evitarán retrasos y problemas innecesarios. En las opciones y procesos, son casi idénticas a Windows 7, por lo que no hay mayor novedad, salvo que, al ser versión Beta, no requiere registro de licencia, por lo que la opción es obviada. La personalización en el proceso de instalación (escoger que herramientas instalar y cuales no) brilla por su ausencia.
Una vez ya copiados los archivos, el ingreso al escritorio se da muy rápidamente, lo cual resulta muy agradable, y por otro lado vemos las promesas de Microsoft cumplidas. Una vez allí, vemos toda la interfaz gráfica llamada Metro, la cual resulta interesante, pero será muy difícil que los usuarios convencionales se adapten a ésta, por lo cual Microsoft se está jugando el cuello con un cambio tan radical e importante; ser innovador tiene un riesgo y un precio. Metro, al ser una interfaz desarrollada con mucho énfasis en el hardware multitouch, dejaba preocupados a los que no poseemos dicha tecnología aún, por lo que fue gratificante comprobar que sus barras de desplazamiento y menús responden de forma satisfactoria al teclado y mouse respectivamente.
Lo criticable del sistema Metro es definitivamente su poca accesibilidad configurativa, ya que su nivel de personalización es muy pobre, y eso es algo que los futuros usuarios rechazarán de inmediato, ya que son demasiados los que gustan de personalizar sus pantallas principales y sistemas de menús. También se ha puesto mucha primera cara en cuestión de juegos, dejando relegada la fácil visualización y accesibilidad a otras aplicaciones y herramientas necesarias e indispensables. Está muy bien el preview de Windows 8 y su instalación en general, pero falta que trabajen un poco más en éste aún.
En conclusión, tiene mucho de bueno y poco de malo; nada es perfecto, pero es un buen cambio que facilitará el paso de los usuarios no familiarizados con la tecnología móvil actual a los sistemas y dispositivos de tal tipo; y de comienzo, esa también ha sido la perspectiva de Microsoft, ya que el nuevo Windows 8 tiene como misión el familiarizar a los usuarios con la interfaz Metro para que les resulte luego muy conveniente el migrar a dispositivos con Windows Phone. Una estrategia de marketing aplicada por Microsoft muy inteligente, pero en extremo arriesgada. Ojalá que comercialmente llegue a ser un éxito, porque el futuro de este sistema operativo se vislumbra aún como incierto.