Y finalmente luego de varios meses de lucha, protestas y mucha presión por parte de la gran mayoría de los ciudadanos del viejo continente, principalmente de los que día a día utilizan internet, a la Unión Europea no le ha quedado de otra que rechazar el acuerdo internacional contra la falsificación y la piratería, mejor conocido como ACTA por sus siglas en inglés, por lo que todos los titulares del mundo rezan: «Triunfó la libertad».
Se temía que esta ACTA privara de muchos derechos civiles a los ciudadanos europeos, por lo que finalmente la gran mayoría de los diputados europeos (478 exactamente) ha decidido que: «La forma en que está planteada ACTA deja muchas dudas sobre su efectividad y sobre como su interpretación podría vulnerar los derechos de los ciudadanos«.
Además la presión que hizo el pueblo europeo para rechazar este acuerdo fue enorme, y aunque no se logró prohibir la Ley Sinde-Wert en España, ACTA fue detenido, una gran victoria para todo el continente. ACTA va más allá de privar derechos en internet, el hecho de que ACTA deje tantos espacios libres para interpretaciones es su mayor problema y fallo, por lo que atenta contra la libertad, por eso nunca debió ser aprobada, y de hecho ya nunca lo será.