Hasta hace algún tiempo, cuando hablábamos de los procesadores, lo único que debíamos tener en cuenta para saber cuál era mejor que otro, había que mirar únicamente la velocidad de reloj de estos dispositivos. Eran los tiempos de los núcleos individuales. Con el paso del tiempo los fabricantes comenzaron a utilizar núcleos más lentos pero en mayor cantidad, y ahora la apuesta tiene que ver con los límites de contracción de los procesadores.
Intel viene trabajando al respecto en sus últimas generaciones, mejorando su desarrollo de la microarquitectura y si primero pasó de los procesadores de 45nm a los de 32nm, y más tarde a los de 22nm, hasta llegar a los valiosos 14nm actuales. De cara al año 2017, se espera que la misma compañía pueda presentar en el mercado los procesadores de 10nm, aunque hasta el momento el proceso se le está complicando más de lo pensado.
De acuerdo a las distintas informaciones, la contracción de 14nm a 10nm está siendo claramente mucho más difícil de lo que pensaba de Intel, algo que algunos especialistas ya adelantaban porque el silicio que se utiliza no se puede empequeñecer mucho más. De persistir estos problemas, Intel podría pensar en posponer el lanzamiento de los procesadores de 10nm por unos de 14nm de la serie Kaby Lake, de la que a decir verdad, aún se sabe poco y nada.