Si la última película de la franquicia, «la Resurección de Freezer«, había dejado en claro el reinante entusiasmo por parte de los fanáticos de Dragon Ball acerca de los más recientes lanzamientos relacionados con Gokú y sus amigos, la serie animada Dragon Ball Super ha tomado el camino contrario. En efecto, los seguidores japoneses de la serie, que van más adelantados que los del resto del mundo, no dudan en mostrarse furiosos en sitios, foros y redes sociales por la lamentable calidad visual de la producción.
Como decíamos, la falta de calidad estética en la nueva serie Dragon Ball Super ha llevado a varios fanáticos a mostrarse indignados en distintos sitios, creando incluso campañas que quieren quitar de la TV la producción bajo el lema «Esto no es Bola de Dragón«. Thomas Romain, uno de los pocos no japoneses que trabajan en aquel país desarrollando dibujos animados, ha alertado que probablemente la situación no se modifique «por el mal momento que vive la actual industria del anime de Japón».
El mismo Romain ha aclarado que la única forma en la que podría garantizarse una mejor en la calidad visual de Dragon Ball Super sería si previamente mejoran las condiciones de trabajo de los dibujantes, que en muchos casos son freelanes o perciben sueldos bajísimos para las ganancias que producen. Para muchos, lo nuevo de Dragon Ball Super es un asco, y no dudan ni un poco en ocultarlo.