Windows 10, la versión más reciente del clásico sistema operativo de ordenadores de Microsoft, cuenta con varios secretos que hemos ido desvelando en el pasado desde su lanzamiento, aunque por supuesto, es prácticamente imposible abarcarlos todos. Recientemente, nos han estado preguntando por el sistema de Inicio rápido de Windows 10, y es por eso que en esta ocasión vamos a detenernos en la mencionada función, para considerar un poco cómo funciona, y por otro lado, si realmente conviene mantenerla activa, o si es más lo que perdemos en ese caso.
Lo primero que debemos decir en este sentido es que como se puede imaginar, el Inicio Rápido de Windows 10 ha sido desarrollado por los ingenieros de Microsoft, para que cuando el ordenador pasa a estar encendido, tarde menos tiempo del que es habitual. Sin embargo, como también uno puede suponer, esto no es gratis, sino que se trata de una opción solo posible si algunos de esos procesos permanecen abiertos, de forma que ahorre tiempo el sistema total, y es justo por eso que, a menos que te sea muy necesario el inicio Rápido, no te lo recomendamos.
Las desventajas del Inicio rápido de Windows 10
¿Y cuáles son las desventajas con las que podemos encontrarnos en caso de activar este sistema de Inicio rápido de Windows 10?
Pues muchas de ellas tienen que ver con que en ese caso, el apagado del ordenador no se lleva a cabo de la forma tradicional,
Además, si tu equipo no soporta la hibernación, tampoco tendrá la chance de permitirte disfrutar de esta función tan específica.
Y al mismo tiempo, en caso de que apagues tu ordenador con esta función activada, Windows 10 bloqueará por completo tu disco duro, de forma que si quieres ejecutar otro sistema operativo, no podrás hacerlo en ningún caso. En síntesis, varios elementos que creemos deberías tener en cuenta antes de activar el Inicio rápido de Windows 10.