Hace tiempo sabemos que Intel se encuentra desarrollando la nueva generación de procesadores con arquitectura Cannon Lake, en efecto los primeros de la compañía que contarán con un proceso de fabricación de 10 nm, apostando siempre a un menor consumo de energía y por ende un rendimiento optimizado, al menos en consideración de la actual generación Kaby Lake, fabricada en 14 nm. En cualquier caso, y a pesar de las estimaciones más positivas que indicaban que Cannon Lake podría ser una realidad durante este año, tenemos que indicar que las últimas informaciones dan cuenta de que finalmente se retrasarían sus soluciones hasta el 2018.
Cannon Lake tardará un poco más de lo esperado
Como decíamos entonces, los procesadores Cannon Lake de Intel podrían aparecer recién en un año, dado que su producción en masa, en principio fechada para el 2017, no comenzaría sino hasta enero del 2018. Ventaka Renduchintala, Presidente de la división de PC, IoT y diseño de chips de Intel, había señalado oportunamente que si bien la firma quiere lanzar esta nueva generación de procesadores cuanto antes, tampoco están dispuestos a correr ningún tipo de riesgos al respecto. En efecto, si Cannon Lake llega a mediados o finales del año que viene, el retraso de acuerdo a los planes previstos por la gente de Intel sería de alrededor de seis meses o un año.
Por supuesto, la gran atracción que poseen estos nuevos procesadores tiene que ver con que la arquitectura Cannonlake fabricada en 10 nm permitirá 2.7 veces más cantidad de transistores en el mismo espacio que los 14 nm, lo que a su vez generará para la compañía un ahorro cercano al 30% por cada uno de los procesadores, ahorro que de todos modos difícilmente podamos ver trasladado a su precios. Al mismo tiempo, la Cannon Lake permitiría un 25% más de rendimiento frente a Kaby Lake y ahorro de energía de un 45%, de forma que se trata de una generación que será muy esperada por los usuarios.