Esta promesa es excelente para las llamadas recientemente como: “ciudades inteligentes”. Estas van a desplegar una red de sensores interactivos para lograr más eficiencia e innovación. Del mismo modo, la visión de la ciudad inteligente incluye coches sin conductores, energía totalmente renovable para ayudar al consumo de energía de la ciudad.
Así como también, incluye edificios eficientes en energía y sistemas de comunicaciones que funcionan con la infraestructura de la ubicación para evitar desperdicio de recursos, entre muchas otras características. Según informes de firmas especializadas, se estima que para el año 2021, el gasto en tecnología de ciudades inteligentes será de 135 mil millones de USD.
Aun así, y a pesar de la promesa de una ciudad futurista y más respetuosa con el medio ambiente, los resultados hasta ahora, no han sido significativos, ni impactantes. Cabe destacar que los políticos hablan y hablan sobre los beneficios futuros, mientras se forman comités de intereses y se hacen planes. No obstante, parece que se ha avanzado realmente poco hacia la implementación real de la mayoría de los programas.
Ahora, esto parece estar cambiando. Debido a que Google está creando una ciudad inteligente en Toronto. Y con los enormes recursos de esta gran empresa, la primera implementación generalizada de una ciudad inteligente, puede estar al alcance de la mano. Pero todavía hay muchas preocupaciones sobre ciertos puntos de la implementación de este programa de ciudades inteligentes.
El proyecto de Google en Canadá parece ser ambicioso
Igualmente, el proyecto del gigante tecnológico en Toronto, es abordar problemas netamente urbanos comunes, tales como: congestión, servicios ineficientes y viviendas que no son asequibles. Todo ello en 12 acres de terreno frente al mar. Sin embargo, ya hay preocupaciones que se plantean en este proyecto.
Del mismo modo, han surgido muchos informes sobre la privacidad para los residentes de la nueva ciudad, ya que se registrarán constantemente las actividades de las personas.
En este sentido, las cámaras ocultas compactas tomarían imágenes de baja resolución de habitantes y de visitantes. Así como también, de coches estacionados y andando en las calles. Del mismo modo, la ciudad inteligente se compromete a utilizar la “retroalimentación de los residentes”, para planificar y adaptar los servicios.
Sin embargo, el proyecto ha molestado a muchas personas, incluidos tecnólogos locales, promotores inmobiliarios, políticos de múltiples tendencias. Así como también a urbanistas, académicos, expertos en privacidad, líderes empresariales y a la Unión de Libertades Civiles de Canadá.
¿Se podría vivir bajo excesos de promesas?
Según diversos expertos, están de acuerdo en que la promesa de ciudades inteligentes podría estar sobrevaloradas. Pero agregaron, que esto no es necesariamente malo. Afirman que podría pasar, pero no es nada nuevo, según palabras del cofundador de Maker City y presidente de Swytch, Peter Hirshberb.
Swytch es una plataforma basada en blockchain que rastrea y verifica el impacto de los esfuerzos y acciones de sostenibilidad a nivel mundial de emisiones de CO2.
La privacidad está en serio riesgo en las ciudades inteligentes
La idea de proteger la privacidad de las personas es algo que siempre tenemos que tener en mente y más aún en proyectos como este. Sin embargo, en este sentido, al igual que el proyecto de Toronto, hay más preguntas que respuestas. De tal modo que los datos recopilados por un municipio, debe ser en gran parte anónimos en entornos urbanos.
Además de ello, siempre existe el flagelo de la ciberseguridad, ya que los dispositivos que utilizamos en entornos urbanos, debes ser datos seguros. Igualmente, este punto es esencial para generar confianza en el público en general. Y por ello, las compañías deben colaborar para poder otorgarnos beneficios en esta materia.
Blockchain podría irrumpir en las ciudades inteligentes
En una ciudad inteligente, debe existir un sistema o un conjunto de ellos (ecosistema) que permita que los dispositivos que intentan monetizar ciertas actividades, verifiquen una gran cantidad de transacciones y confirmen rápidamente su autenticidad.
En este sentido, es donde puede entrar Blockchain en la historia. Sin embargo, hay limitaciones con el estado actual de la tecnología. Es decir, la capacidad de escalar para dar un servicio eficiente a millones de transacciones diarias es un desafío. Y otro es la velocidad de verificación de transacciones y tarifas de transacción potencialmente altas.
Del mismo modo, el problema es un tanto interno para el estado actual de Blockchain y DLT. Esto es debido a que las transacciones que usan estas tecnologías, deben ser verificadas por los operadores de nodos a lo largo de las cadenas. Quienes luego son recompensados con una moneda digital (token) por sus problemas.
Esto podría resultar en una red que demoraría mucho tiempo en verificar cosas cuando el volumen aumenta. Y las tarifas de transacción aumentan para incentivar las confirmaciones de dichas transacciones. Esto lo hace actualmente poco práctico para su uso en la mayoría de las situaciones a gran escala.
Ya hay trabajos adelantados acerca de estas problemáticas
No obstante, esto no significa que no haya empresas trabajando para mejorar estos problemas. Aunque sea, resolviendo los mismos para clientes netamente empresariales. Ya hay en el mercado arquitecturas de Blockchain, Internet de las Cosas (IoT), IOTA, entre otras, involucradas en muchos sectores.
Así pues, ya hay medidores inteligentes basados en blockchain, los cuales ayudan a monitorear el uso y la distribución de servicios públicos, como LO3 Energy. También, está abriendo caminos para la energía renovable, el uso consciente del agua, y la reducción de la contaminación. También, hay proyectos basados en blockchain para gestionar el transporte público.
¿Estaremos ante el auge o la caída de las ciudades inteligentes?
Finalmente, toda esta exageración en torno a las ciudades inteligentes, podría ser una estrategia de marketing para que las grandes corporaciones puedan vender sus productos y dispositivos.
Ahora bien, si algunos sensores vendidos además de otros dispositivos de monitorización han sido baratos, no lo son las inversiones en seguridad y gestión de big data. Además, si bien los compradores de sensores han salido beneficiados, no lo han salido mucho sus vendedores.
Por último, se puede apreciar que las ciudades inteligentes se encuentran en un punto en el cual se hacen promesas, y en el cumplimiento de las mismas. No obstante, muchas empresas, políticos y actores de la sociedad afines a estos proyectos, están trabajando de la mejor manera para resolver los problemas. Solo queda por esperar a ver si realmente se resuelven para la aceptación del público en general.